ElhiloRRHHojo: basado en la leyenda japonesa
- elhilorrhhojo
- 17 nov 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 feb 2021

Existe una leyenda japonesa que extiende la creencia de que las personas predestinadas a conocerse se encuentran desde su nacimiento unidas por un hilo rojo atado a sus dedos meñiques. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper.
La mayoría de nosotros conocemos esta leyenda y la enfocamos únicamente en el amor y la búsqueda de nuestra media naranja. A mi me gusta pensar que, en el caso de que realmente estemos predestinados, no sólo será para conocer nuestra futura pareja, sino también a esas personas que forman parte de nuestro recorrido en esta vida, en especial a aquellas que nos han marcado, nos marcan y nos marcarán mientras forjamos nuestro destino, nuestros valores y nuestras actitudes. Aquellas personas que forman parte de nosotros.
Todos conocemos a personas con las que trabajamos en equipo y lo que somos capaces de conseguir es mayor que la suma de lo que obtendríamos por separado. Mi interpretación de la leyenda japonesa del hilo rojo es que estamos predestinados a conocer a estas personas tan importantes en nuestras vidas y con las que tenemos una conexión inexplicablemente especial.
De ahí que el blog se denomine elhilorrhhojo, buscando además jugar con las siglas de Recursos Humanos, materia entorno a la que gira este proyecto. Sí, vale, reconozco abiertamente que no soy muy fan del concepto "Recursos Humanos", pero hasta ahora me sirve para dar a conocer el blog. Por suerte este departamento se está transformando y adquiriendo otras denominaciones cómo: Talento Humano, Capital Humano, Cultura y Talento, Personas y Valores, Personas y Talento, People o People First.
La esencia de elhilorrhhojo es creer firmemente que las personas deben ser el centro estratégico de las organizaciones, ya que son la única fuente real de generación de ventaja competitiva, por lo que nos encontramos en un momento clave de gestión de ese talento humano.
La leyenda del hilo rojo
La leyenda tiene un vínculo con el dedo meñique, ya que se descubrió que éste, está conectado con el corazón a través de la arteria ulnar. Debido a ello se dice que los hilos rojos del destino unen los meñiques con los corazones, simbolizando el interés compartido y la unión de los sentimientos.
Existen varias historias alrededor de esta leyenda, pero la más popular cuenta que un emperador conoció a una bruja muy poderosa que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa.
La bruja lo llevó hasta una pobre campesina con una bebé en sus brazos y le dijo: “Aquí termina tu hilo”. El emperador enfurecido por creer que la bruja se burlaba de él, empujó a la campesina y la hizo caer provocando una gran herida en la frente de la bebé. Ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaron la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en el que el emperador debía casarse y, siguiendo los consejos de su corte, se decidió por la hija de un general muy poderoso, a la que todavía no conocía en persona. Cuando ese momento llegó, ella entró al templo con un hermoso vestido y un velo que cubría totalmente su rostro. Al levantarle el velo vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz en la frente, exactamente la misma herida que había provocado en la bebé de aquella campesina cuando decidió rechazar y no creer en su destino.
La antigua cultura japonesa contempla la idea de que el futuro de cada una de las personas está predestinado desde el momento en que inicia su camino. Quizá ello tenga relación con esas sensaciones que tenemos cuando nos encontramos con estas personas, esa paz que nos transmite estar con ellas, esa seguridad que producen en nosotros, ese "nos entendemos casi sin hablarnos", en definitiva, ese vínculo que sentimos tan especial.
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